Esta mágica finca, de 86 hectáreas, está cubierta de bosques y pastos, formando dos arcos circulares contra la montaña. Los senderos bien conservados permiten recorrer el bosque y conocer a los animales y plantas que lo habitan.
En la temporada de lluvias, es posible bañarse en las cascadas.
Los banquillos resguardados permiten la meditación, frente a un panorama extraordinario de las colinas, el Golfo de Nicoya y en la distancia, las montañas cubiertas de niebla de Monteverde
En la temporada de lluvias, es posible bañarse en las cascadas.
Los banquillos resguardados permiten la meditación, frente a un panorama extraordinario de las colinas, el Golfo de Nicoya y en la distancia, las montañas cubiertas de niebla de Monteverde